En una casa, había un desván, y en el desván, un viejo baúl, donde Pepo guardaba sus viejas marionetas. Las que ya no les servían.
Utilizaba esas marionetas para quitarle los trozos y así poder ir arreglando otras para su espectáculo.
El baúl estaba lleno de cosas viejas y entre tantas de ellas se encontraban nuestras pobres marionetas.
Estaba Pilo que en sus tiempos fue una muñeca monìsima, pero ya no le quedaba nada de su belleza.
También estaba el Loko, un muñeco al cual solo le quedaba el cuerpo, pues sus piernas y sus brazos fueron quitados por Pepo para así crear un muñeco nuevo.
Otra de ellas era la vieja Lali, a la pobre solo le quedaba su viejo sombrero, estaba sorda y se pasaba el día durmiendo.
Por último llegamos a nuestra protagonista, Clarita, de ella mejor no decimos como estaba...ya que siempre estaba protestando, se niega a estar en el baúl y lo único que queda de ella son sus recuerdos y sus sueños, que seguía pensando en que se harían realidad.
Esa misma noche, Clarita no tenía sueño, y le dice a Pilo:
-Pilo, Pilo- dice muy bajito para que nadie le oyera.
-Dime Clarita- contestó Pilo que ya sabía lo que le esperaba. Tendría que volver a escuchar las batallitas de Clarita.
-Pilo, ¿quieres que te cuente un secreto?-preguntó.
-¿Qué secreto?-preguntó Pilo.
-¿Sabes que un día casi me escapo del baúl?-continuó ella.
-¿Y eso?, ¿Cómo fue?-Se sorprendió Pilo.
Y Clarita continuó...
-Mira, un día vino una mujer que yo no conocía, abrió el baúl, le quitó la ropa al Loko, se fue y se dejó el baúl con la tapa levantada. Yo como pude salí del baúl y arrastrándome llegué hasta la puerta.
De repente hay una pausa ya que clarita estaba cansada.
Y el Loko que estaba con el oído puesto escuchando todo lo que decían, dice con su fuerte voz:
-¡Va!, ¿te escapaste o no?-
-Cállate Loko que contigo no estoy hablando-dijo Clarita.
-Es que no acabas nunca, nos van a dar las uvas- contestó el Loko.
-No, no me escapé-continuó Clarita-cuando ya estaba en la puerta, volvió otra vez la mujer, que seguro olvidó algo, y cuando me vio en el suelo, me dio una patada y cogiéndome de los pelos, me arrojó al baúl diciendo
-¿Donde vas tú, vieja?, hay ese es tu lugar-. Y con mucho genio cerró la tapa. Me pase toda la noche llorando-
A Clarita se le escaparon dos gemidos. A Pilo le dio pena y abrazándola le dice:
-No llores, Clarita. Y dime, ¿ese era tu secreto?
-No, pero te quería contar eso también-dijo Clarita.
-Pues límpiate los mocos y dinos tu secreto de una vez
-Vale, vale- dijo clarita aún gimiendo.-Antes de que vinierais vosotros aquí había otro baúl, donde Cepo guardaba más marionetas.
El baúl estaba pegadito al mío, y un día Pepo trajo un muñeco joven y guapo, muy guapo. Abrió los dos baúles y por un momento dudó donde meterlo, tardó unos segundos, pero a mi me dio tiempo de verlo, era joven y atractivo, pero no tenía brazos. Pepo se decide y lo tira al baúl de al lado del mió, diciendo:
-A la, ya sin brazos no me sirves para nada- Pepo tenía prisa y se dejó las tapas de los baúles abiertas, y se fue cerrando la puerta del desván con llave.
-Para que no se escapéis-dijo dando grandes risotadas.
Y de pronto se oyó una vocecita muy débil.
-¿Y que pasó, que pasó?-era la vieja Lali.
-Nada Lali, que desde ese momento todas las noches hablaba y hablaba muchísimo, y sin darnos cuenta nos enamoramos...Él me decía en cada momento que me amaba y que me quería más que a su vida, y yo a él también. No podíamos vernos, ni si quiera tocarnos, nos separaba un baúl, y nuestro sueño era que un día Pepo nos pusiera juntos en el mismo baúl, pero eso no pasó nunca.
Un día, continuó clarita, Pepo trajo otra marioneta, la metió en el baúl de Taeek, que así se llamaba mi amor, y Taeek se enamoró de ella y no me dijo nunca más TE QUIERO, se olvidó de mí para siempre.
Otro día vino Pepo, se llevó el baúl donde estaba mi Taeek y jamás supe de el. He llorado mucho, pero todavía me queda dos sueños por cumplir.
-¿Cuáles son esos sueños, Clarita?-dijo Pilo con lágrimas en los ojos. Le había conmovido la historia de Clarita.
-Pues mira Pilo, uno lo tengo desde hace poco tiempo y el otro desde que nací.
-Anda ya-gritó el Loko-Nadie nace con un sueño, quizás con un pan, pero con un sueño, ya chocheas Clarita.
-Déjala que termine-volvió a decir la vocecita de Lali.
Y Clarita continúa.
-Mira Pilo, el primero, volver a ver algún día a mi Taeek y darnos un abrazo muy fuerte.
-Pero si no tiene brazos-grita de nuevo el Loko.
-Ya lo sé, pero yo tengo dos para abrazarlo a él. Sigo recordando lo guapo que es y lo mucho que me quería.
-Si tú no tienes ni memoria-dijo otra ves el Loko.
-Ya lo sé- contestó Clarita. Ya se que soy una fea y vieja marioneta, pero mi corazón sigue joven, no se le han caído los dientes y no tiene canas, solo tiene unas enormes ganas de vivir y volver a enamorarse.
-¿Cuál es el otro sueño?-le preguntó Pilo.
-El otro, que un día venga Pepo, levante la tapa del baúl y me diga: -Clarita te doy un día de libertad, puedes hacer lo que te de la gana.
-y, ¿dónde irías?- volvió a preguntar Pilo
-Pues mira, empezaría a andar a andar, hasta que me alejara del baúl lo más lejos posible, andar hasta que mis piernas no pudieran sostenerme y cayera al suelo rendida.
-Shhhh, a dormir- se oyó la voz de Lali desde el fondo del baúl.
Todo quedó en silencio, y Clarita esa noche volvió a creer que sus sueños algún día se harían realidad. Pero esta vez para Clarita cambiaron las cosas, un día Pepo murió y su herencia pasó a manos de su hija, entre sus pertenencias se encontraban las viejas marionetas, ella las restauró y un día las llevó todas a un gran espectáculo. Allí fue donde Clarita y Taeek volvieron a encontrarse. Taeek sigue igual de guapo, más aún, le habían puesto un par de brazos nuevos. Al verse de nuevo, Clarita y Taeek se fundieron en un gran abrazo y desde entonces no se han separado y fueron muy felices.
DESEO DE LIBERTAD
Déjame volar libre por los prados,
déjame sentir las caricias del viento,
quiero cabalgar encima de una nube
acariciar el sol y perderme en el tiempo.
Déjame escalar la colina más alta,
déjame soñar que estoy sola en la montaña
quiero descubrir un refugio solitario,
quiero conocer de la libertad sus entrañas.
Déjame volar como lo hacen las gaviotas
déjame llegar a la playa más hermosa,
quiero dibujar en la arena mis sueños
quiero dormirme y que me despierten las olas.
Y déjame por fin, caminar con las estrellas
y déjame sentir que soy como una de ellas,
entonces al saber que todo ha terminado
volveré para decirte, lo que quería, he soñado.
Teresa Aburto Uribe