Mis sueños mas profundos

LEY DE VIDA

 

 

Joder, hoy me siento fatal, me encuentro con 64 años y sola. Todas mis flores se han marchado, me han dejado sola, los necesito tanto.

Me acuerdo de la primer vez que me regalaron mi primera rosa. Fué el día diecisiete de Mayo de mil novecientos sesenta y siete. Yo tenía veintiun años, estaba recién casada. Si, era muy feliz, no tenia nada o casi nada, pero era feliz. Solo necesitaba un hijo para ser feliz del todo. Tenia mucha necesidad de dar amor y que me lo dieran a mi.

Así fué comi ese día fuí por primera vez al jardín de la vida. Eran las nueve de la noche cuando llegué. Era un lugar precioso, lleno de rosas y claveles. No habia otras flores, pero no hacia falta, las rosas y claveles eran preciosas. Me dirijí a un señor de mediana edad que era el jardinero y el que se encargaba de regalar las flores. Nada mas verle y decirle hola el me contesto :

- te estaba esperando

- ¿ a mi ? -le conteste yo-

- si , a ti, sabria k vendrias

-¿y como lo sabes?- le pregunto yo-

Entonces el jardinero saca un enorme libro y me dice:

-en este libro y en esta hoja esta escrito que hoy tu tienes que venir a por una flor, yo solo cumplo ordenes y cuido el jardin regalando las flores.

- pues eso quiero yo,que me regales una o dos flores- le conteste yo-

-solo una , no puedo darte mas- me contesto el jardinero-

-vale-le digo-

-pero antes de dartela tienes que prometerme que cumpliras tres normas

-lo prometo, lo prometo- repetí yo para que me diera ya la flor.

-las normas son: quidar a la flor, amarla y cuando llegue su momento DEJARLA MARCHAR.

-vale vale-le dije yo, quitandole de las manos la rosa , que era lo que el jardinero me regalaba-.

-¿y como la vas a llamar ?- me pregunta-

-Ana Maria, como sus dos abuelas.

-Un nombre precioso- me dijo-

-bueno adios -le dije yo deseando irme con mi niña a casa-

-hasta pronto- me respondió el jardinero-

 

Y así llegue a mi casa con la cosa más bonita que jamás habia visto. Me dedique a quidarla y a amarla en cuerpo y alma. Fuí la mujer mas feliz del mundo, todo fué bonito con ella. Solo tengo un mal recuerdo, el día que cumplió cuatro años. Le regalamos una bicicleta, se calló y se metió el freno por el cuello. Dios mio, pasé muchisimo miedo, no lo olvidaré jamás, pero afortunadamente todo quedó en un susto. Si yo era feliz, pero necesitaba otra flor, tenía mucho amor dentro de mi. Y así fué como el día veintiseis de diciembre de mil novecientos sesenta y nueve volví al jardín de la vida. Quería otra flor. Esta ve le pedí un clavel. Bueno si es otra rosa no me importa.

Ese día llegué temprano, eran las ocho de la mañana. Cual sería mi sorpresa , cuando ví al jardinero, que me estaba esperando con una rosa muy bonita entre las manos, y me dice:

-Te estaba esperando, esta rosa es para ti

-¿como sabias que vendría ?- le pregunte-

-lo sé, miro la hoja del día y sé quien tiene que venir y la flor que tengo que darle.

- ¿ y yo vendre más veces ? -le pregunto-

-No lo sé, no puedo mirar las otras hojas, lo tengo prohivido, solo puedo mirar una hoja cada día.

-Bueno creo que esa rosa es para mi - le pregunto deseando llevarmela-

-Si es para tí, pero antes tienes que prometerme que cumplirás las normas.

-si !! cuidarla y darle amor !

- y cuando llegue su momento DEJARLA MARCHAR - apostiyo él-

Y así coji mi rosa y casi sin enterarme de las normas le dije:

-Si si, lo prometo.

Y cuando ya me iva me pregunto él:

-¿Oye como la llamarás ?

- Araceli, como yo . Bueno adios - le dije yo con prisa-

-Hasta pronto- me contesto el-

 

Volví a casa llena de felicidad, y como mi otra flor la cuidé y le dí todo mi amor. Era guapisima pero también un poco reboltosa. Recuerdo un día que metío un gato en la labadora, y yo le pregunté:

-¿Araceli porque has metido el gato en la labadora?

- Para lavarlo -me dice-

Lo tuve que secar con el secador al pobre animal. Y así iva pasando el tiempo y yo con mis dos rosas era muy feliz, pero no tenía bastante, queria más. Así que el quince de mayo de mil novecientos setenta y uno volví al jardín de la vida. Ya como las otras dos veces el jardinero me esperaba con la rosa en la mano :

-Por fin vienes ,es muy tarde -me dijo el, ya que eran las doce menos cuarto de la noche-.

-No he podido venir antes, he tenido que darle la cena a mis dos hijas y dejarlas en casa de mi suegra.

-Pues mira, esta rosa tan preciosa es para ti, pero antes de que te vallas tienes que prometerme las normas.

-Ya lo se !, cuidarla y amarla.

-Y cuando llegue su momento DEJARLA MARCHAR- me volvió a decir el jardinero-

Ya con ella en mis brazos me preguntó su nombre.

-Dolores, como una cuñada mía que yo quiero muchisimo.

-Xao me voy

-Hasta pronto- me respondió el jardinero-

Pero yo ya estaba fuera del jardín.

 

Ya en mi casa miraba a mis flores y me las volvía a mirar. Estaba muy contenta, tenía a tres tesoros, eran mios y solo mios. Que puedo decir de Loli, que así la empezé a llamar. Que era muy buena niña y muy tragona, y cuando comiamos siempre decía:

-Papa que te sobe.

Era un trabajo tremendo y yo me sentía llena de vida. Ellas me daban fuerzas para poder con todo. Así que el día cuatro de noviembre de mil novecientos setenta y cinco volví al jardín de la vida. Eran las diez de la mañana. Tuve que esperar un poco porque el jardinero estaba ocupado con otra mujer. El tiempo se me hizo eterno y cuando vino hacia mi ya venía con una rosa blanca en las manos, y me dice:

-Mira es para tí

Me quedé un poco seria, y le digo:

-Yo quería un clavel, ya tengo tres rosas.

-Lo siento pero no puedo darte un clavel, en la página de mi libro del día de hoy pone que te regale una rosa blanca, y aquí la tienes, pero antes de llevartela me tienes que prometer...

- si si , ya, las normas , cuidarla y amarla

- y DEJARLA MARCHAR cuando llegue su momento - como las otras veces la tuvo que decir el, yo nunca quería decirla-

-¿y a esta como la llamarás?

-Antonia, como su padrino. Bueno adios le dije yo con mi flor en mis manos.

-Hasta pronto- me dijo el jardinero marchándose , pues le esperaba otra mujer, que como yo venía a por flores.

 

Ya tenía cuatro rosas , no se podía ser más feliz. Las quería tanto, eran mi vida y mi luz. No necesitaba nada más, lo tenía todo.

Mi Antoñita fué una niña normal como todas, lo único que le gustaban mucho lo medicamentos. Tuve que llevarla a urjencias tres veces para que le hicieran lavado de estómago. Gracias a dios solo se quedaba en un susto.

Estuve tres años cuidando a mis cuatro rosas, no quería más, pero al mismo tiempo me preguntaba a mi misma, y si voy y esta vez me regala un clavel, y finalmente yo misma me convencí, y el diecisiete de mayo de mil novecientos setenta y ocho vuelvo al jardín, pensando que el jardinero no me daróa más flores, ya me habia regalado cuatro. Eran muchas. Pero cual sería mi sorpresa que siendo las dos de la madrugada estaba aún levantado y con una rosa en las manos. Y le dije:

-¿No será para mi verdad ? ya tengo cuatro rosas y ahora quiero un clavel

-Lo siento pero no puedo darte mas que esta rosa es lo que esta escrito

Me estube mucho rato pensando si la cojía o no. Pero al final me dice el jardinero.

- ¿Bueno la quieres o no ? Mira que hay muchas mujeres esperando una flor.

- No no , me la llevo

Como siempre me hizo prometer las normas y como siempre la última no la escuché. Antes de irme me preguntó su nombre.

-Lidon

- Es un nombre muy raro pero muy bonito.

-Si como la patrona de Castellón.

-Vale pues hasta pronto

- Hasta nunca- le dije yo muy bajito-

 

Y ya con mi niña en mi casa, la miré, la remiré y ese día supe que los angeles existían y yo tenía la suerte de tener uno en mi casa. Era un angel si . Era tan noble que cuando hacia algo y le iva a pegar besaba mi mano . ¿ como puedes pegarle a alguien que te esta besando ? No, no podia.

Eran cinco rosas, cinco niñas muy guapas, por donde quiera que iva llamaban la atención. Yo me sentía orgullosa, esas rosas eran mias solo mias , serian mias para siempre. Tardé seis años en pensar en tener otro hijo. ¿ y si voy y me da otra rosa ? me preguntaba constantemente. Ya tengo cinco, no quiero más, es mucho trabajo y soy muy mayor, no tengo las mismas fuerzas que antes. Pero si quiero un niño tendre que volver al jardín de la vida. Y así lo hice, el día uno de abril de mil novecientos ochenta y cuatro llegué al jardín de la vida y ví al jardinero un poco mas envejecido. Me acerqué a el y le pregunté:

- ¿ por favor me puede dar esta vez un clavel ? ya se que soy un poco mayor pero lo necesito.

El jardinero saco el libro , lo miró y me dice:

-Mira has tenido suerte, aqui pone que en el día de hoy tengo que regalar a las seis de la tarde un clavel a Araceli.

Salté de alegria no sabía si llorar o reir y como siempre me hizo prometer las tres normas. Cuidarlo, amarlo y cuando llegue su momento DEJARLO MARCHAR.

-Gracias, así lo haré- le dije a el y me pregunto su nombre-

-Modesto, no me gusta mucho pero lo ha elegido su padre. Bueno adios y gracias por haber sido tan generoso conmigo.

-Hasta pronto

Me fuí muy despacio pensando en que no volveriamos a vernos.

 

Me dediqué las veinticuatro horas del día a cuidar y a amar mi pequeño y grande jardín. Fuí su enfermera, los cuidé cuando estaban heridos. Lloré con ellos cuando estaban tristes. Reí con ellos cuando ellos reian. Les conté muchos cuentos. Jugué con ellos. No tenía tiempo para mi , ellos eran mi tiempo. Y aunque a veces me gotaba, sín ellos no podría yo vivir. Y de Modesto no os he dicho que fué un niño muy reboltoso. Os contaré que cuando lo tuve a él teniamos un bar y que con apenas un año y medio, no tenía mas, entró en la cocina, cogío una garrafa de aceite, la derramó por el suelo y encima hecho un paquete de azafrán. Se resbaló. Se calló, y se puso todo amarillo. Tuve que meterlo en la bañera con ropa y con to. No veas lo que me costó quitarle lo amarillo, parecia un chino. Y entre trabesuras, lágrimas y risas pasó mi vida, una vida plena y feliz.

Pero ahora con sesenta y cuatro años que tengo ya no tengo nada. Mis flores se han ido. Unas con sus parejas a por sus propias flores y las dos que me quedan cuando no están trabajando están por ahí. Quiero que vuelvan mis flores, son mias, me las regalaron a mi. Las necesito, necesito sus besos, sus abrazos, sus medias palabras diciendome : te quiero mami. No se vivir sin ellos, por favor que vuelvan. Ahora que recuerdo el jardinero no me dijo hasta nunca, me dijo hasta pronto. Eso es que puedo volver a por otra flor y sin pensarlo dos veces me fuí al jardín de la vida.

Estaba todo igual, lleno de rosas y claveles. Bueno algo había cambiado. El jardinero no era el mismo, este era mas joven. El mio se supone que tenía más o menos mi edad. Heche una mirada buscandolo, pero no lo ví. Entonces me acerqué al jardinero joven y me respodió:

-Hola , ¿ que desea ?

-Quiero una flor,me da igual rosa que clavel, pero necesito una flor.

El joven esbozó una sonrrisa y me dice:

-Lo siento señora, usted es muy mayor, no puedo darle ninguna flor.

-Pero a mi el otro jardinero me dijo hasta pronto y eso significa que podia volver a por otra flor.

-No eso no puede ser- me replico-

Me puse a llorar y el joven jardinero sintio pena de mi y me dijo:

-Mire en aquella pequeña casa a la derecha vive el jardinero que estaba antes, valla y hable con el- me dio un vuelvo al corazón, el me daría otra flor y ya nunca más estaría sóla-

Me acerqué a la puerta y llamé. Tardó un ratito en salir y cuando ya iva a volver a llamar apareció en la puerta. Dios mio cuanto habia envejecido, ¿ así estaba yo ?

¿era tan vieja ?. si era así ¿ como el joven jardinero me iva a regalar una flor ? imposible. El anciano me miro y me dice:

-¿Que desea señora ?

-Hola soy yo Araceli, ¿ no se acuerda de mi ? me regaló seis flores, cinco rosas y un clavel, y usted me dijo hasta pronto, no me dijo que no viniera más y aquí estoy, he venido a por mi flor.

El anciano, al igual que el joven, se hecho a reir y me dijo:

- No señora usted ya no tiene más flores, mire heche una miradaa al jardín, todas esas mujeres son jóvenes y muchas incluso niñas. Para usted ya no hay mas flores.

-Pero yo estoy sola, necesito más flores, las hecho mucho de menos, usted me las regaló y ahora se han ido, las he perdido.

-Incumpliste las normas, di ¿ las cumpliste ?

-Si claro que las cumplí, al pie de la letra, los cuide noche y día y los ame con locura, si cumplí las normas-el anciano mientras me miraba-

-Ves por eso te dije hasta pronto, sabía que volverias, no escuchaste nunca cuando te decía, tienes que cumplir las tres normas, cuidarlas, darles amor y cuando llegue su momento DEJARLAS MARCHAR.

-No esa yo no la oí.

-ya lo se ya, pues mira no llores, eres una mujer muy afortunada, te regalé seis flores.Mira esas mujeres que hay ahí, muchas de ellas se irán sín nada, otras perderán su flor por el camino o antes de haberle dado cariño, dime ¿ como están tus flores ? ¿ has perdido a alguna de ellas? ¿ están sanas y hermosas ?

-Si eso si, y algunas tienen sus propias flores, pero yo las necesito.

-Mira no tienes que ser egoísta, vete a tu casa, vive de los bonitos recuerdos que te dieron tus flores, que seguro que fueron muchos, y piensa que has sido una mujer muy afortunada, a otras mujeres nunca nadie les regala una flor, tu has tenido lo que muchos quieren.

Comprendí que tenia razón, soy una egoista que solo pienso en mi. Me abracé al anciano y llorando le dije.

-Gracias por la lección, he aprendido que es ley de vida, GRACIAS, muchas gracias.

                    

                                                                                         FÍN

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Pilar Marti Collado

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DESEO DE LIBERTAD

Déjame volar libre por los prados,
déjame sentir las caricias del viento,
quiero cabalgar encima de una nube
acariciar el sol y perderme en el tiempo.

Déjame escalar la colina más alta,
déjame soñar que estoy sola en la montaña
quiero descubrir un refugio solitario,
quiero conocer de la libertad sus entrañas.

Déjame  volar como lo hacen las gaviotas
déjame llegar a la playa más hermosa,
quiero dibujar en la arena mis sueños
quiero dormirme y que me despierten las olas.

Y déjame por fin, caminar con las estrellas
y déjame sentir que soy como una de ellas,
entonces al saber que todo ha terminado
volveré para decirte, lo que quería, he soñado.

Teresa Aburto Uribe

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